Semana 7.

Esta semana hemos seguido adentrándonos en nuestros artefactos mediante el dibujo y añadiendo luces y sombras, puesto que éstas son las que le aportan a un objeto la capacidad para ser un lugar de cobijo y refugio, un lugar real que pueda ser habitable.

 

Además, hemos empezado a visualizar su interior, dibujando secciones de los mismos, y hemos comenzado a tener en cuenta el terreno sobre el que se supone que se construirían. El plano del suelo es muy importante y condiciona en gran medida el resultado final de un edificio. Por eso, hemos estado probando con tipos distintos de suelo.

Al principio hemos sido tímidos en nuestros dibujos, realizando pequeñas variaciones con alguna pendiente; pero después, hemos soltado nuestra imaginación y hemos inventado terrenos casi imposibles.

Este ejercicio mental me ha ayudado a ver a mi artefacto ya más como un edificio real, y no como una forma tridimensional con un pequeño grado de complejidad.

Ya llega la Semana Santa, pero a la vuelta seguiremos trabajando.

Repetición del trabajo para casa.

Esta semana sí que me ha cundido para realizar el trabajo que nos han mandado para casa. He ido haciendo un poco cada día, y modificando alguna que otra cosa, para después ponerme a hacer la maqueta y el Sketchup del nuevo artefacto, extraído también, al igual que el anterior, a partir del cuadro “desnudo bajando una escalera” de Marcel Duchamp.

Los dibujos de photoshop son los que he pensado más, ya que son la base de lo que después iba a hacer en maqueta y en Sketchup. He hecho un proceso, sobre todo centrándome en las luces y las sombras que se generaban a partir de la imagen del cuadro en blanco y negro, que ha consistido en, como la otra vez, con líneas trazar las partes que más me llamaban la atención. He dejado debajo de las líneas la imagen, para que insinuara las luces y las sombras, que después volvería a tratar.

A este dibujo le he ido añadiendo recintos formados por polígonos (principalmente triángulos), seleccionando un poco las zonas a las que podía sacar más partido en la maqueta. He utilizado esta vez como colores solo el blanco y el negro, para distinguir mejor ese contraste entre luz y sombra, y he dejado el fondo negro, dejando entrever huecos o cavidades.


Después, al realizar la maqueta, lo he tenido mucho más sencillo: he comenzado a hacer pliegues, y he ido relacionando unos con otros, basándome en lo que nos escribió Pedro, hablando sobre que un simple pliegue ya crea un espacio.

Por último, en Sketchup, pase de figuras planas que se pliegan, a crear sólidos, lo que le da un carácter más constructivo.

De este modo, han surgido las siguientes imágenes. Algunas han sido retocadas con photoshop, porque me gusta darle aspectos distintos a cada imagen, ya que el Sketchup es un poco frío, lo que dista de la intención envolvente del artefacto:

Trabajo de fin de semana + Semana 6.

El trabajo para este fin de semana ha consistido en volver a repetir el proceso que ya hicimos con el dibujo del aula, solo que con el cuadro de Duchamp. La verdad es que no he quedado muy satisfecha con el trabajo que he hecho: esta semana ha sido muy caótica, llena de entregas y cosas que hacer, y a mí me gusta hacer los trabajos de DAI con tiempo, para poder modificar alguna cosa que no me guste, o para rehacerla si no me gusta el resultado.

El jueves tuvimos el día entero para hacerlo, pero también teníamos trabajo de otras asignaturas gráficas para el viernes, por lo que me he saturado bastante, y al final ha salido… pues lo que ha salido.

Primero, trabajé con photoshop. Hice un par de imágenes, resaltando aquellas líneas de la obra que me parecían más importantes o que guardaban una complejidad interesante para trabajar. Me quedaron ambos dibujos bastante parecidos.


Los polígonos que se crearon a partir del cuadro eran bastante extraños, por lo que a la hora de pasar el dibujo de photoshop a maqueta, tuve bastantes problemas. Para darle un carácter más constructivo a la maqueta, uní con alambre todas las figuras que formaban mi dibujo. Al final quedó una especie de entramado de figuras que no guardaban ninguna relación, todas colocadas al azar. Además, usé acetato para realizarla, por lo que la estructura no aguantaba muy bien. Tal vez si hubiera usado algún tipo de soporte donde insertar dichas figuras, el resultado habría sido mejor…pero ya no me quedaba tiempo.

Por suerte, cuando llegué el viernes a clase, Pedro, Fernando e Iván nos mandaron repetirlo para la semana que viene. Por lo menos, ¡tenía la ocasión de mejorarlo!

Por otro lado, el viernes no dimos clase. Nuestros profesores decidieron invertir esas dos horas organizando una pequeña asamblea, en la que todos pudiéramos participar, para tratar de solucionar los problemas que hemos tenido con el tiempo estipulado para las entregas y demás. Estuvo bien, porque conocí las opiniones de gente con la que no había hablado  acerca del tema. También había un chico de tercero, que la verdad es que a la mayoría nos gustó lo que dijo. Sí que es verdad que venimos de un mundo donde estamos acostumbrados a cumplir con lo que se nos manda sin más, sin cuestionar la utilidad de lo que hacemos, y sin preguntarnos si habría un método mejor para desempeñar dichas tareas. Ahora hemos entrado en otro muy distinto, pero aún no habíamos sido capaces de verlo. Lo cierto es, que si estamos estudiando una carrera (y sobre todo esta) es porque queremos aprender, por lo que no tiene ningún sentido que intentemos sacar todas las asignaturas adelante, aprendiendo de todas ellas. Cada uno tiene su ritmo, y es obvio que en esta carrera hay que ser muy constante y trabajador; pero tampoco debemos privarnos de todo lo que tenemos fuera. No debemos seguir sumergidos en esa burbuja de borreguez. Hay muchas cosas ahí fuera que nos estamos perdiendo, y si algo caracteriza a un buen arquitecto es porque tiene mucho mundo, no es solo un tipo estudioso que vive por y para la carrera. Para eso están las carreras en las que solo hay que echarle codos. Esto significa mucho más. Porque, un abogado se dedica a la justicia, un médico a la salud, pero ¿y un arquitecto? Un arquitecto se dedica al mundo y a todo lo que lo contiene, es ridículo ceñirse solo a lo que pasa dentro de la escuela.

En general, llegamos a la conclusión de que no teníamos que ser marionetas que lo hacen todo sin poner pegas. Si algo nos parece injusto, debemos luchar para que cambie. Solo espero que este pequeño debate haya calado en la mayoría de mis compañeros, y he de decir que me siento privilegiada por poder tener habitualmente una clase así, que a diferencia de las de proyectos, es bastante productiva.

Este fin de semana tocará ponerse con el trabajo que nos manden. A ver qué tal se da esta vez.

Semana 5: Tékne.

Esta semana ha vuelto a ser corta, debido a los problemas que han estado surgiendo durante las últimas semanas. Solo hemos tenido clase el jueves, ya que el viernes la clase se suspendió en consideración con los 301 inminentes despidos que amenazan a la calidad de la enseñanza de nuestra escuela y de nuestra universidad, con el objetivo de aprovechar esas tres horas para ir al rectorado, a una de las asambleas que se han estado celebrando desde hace un mes a esta parte.

Aun así, el jueves nos dio tiempo a trabajar bastante. Hemos empezado a enfocar la asignatura de otra forma. Hasta ahora, habíamos creado figuras tridimensionales a partir de dibujos del aula, considerando a la misma como una cantera de formas, de la que se pueden extraer cosas muy interesantes, lo cual ya me resultaba increíble. Me llegan a decir a mí hace un año que iba a poder fabricar un artefacto envolvente y “habitable” a partir de un par de dibujos de un espacio ligeramente complejo, y no me lo habría creído.

Lo cierto es que podríamos pasarnos lo que queda de curso extrayendo formas a partir del aula, pero siempre es bueno cambiar. La mente de un arquitecto es curiosa, y no se conforma solo con la inspección de un espacio. Una gran idea habría sido deambular por la escuela, en busca de otras formas interesantes; pero lo que han propuesto nuestros profesores para esta semana también posee un grado alto de interés; el uso de cuadros como canteras de formas. Pero no cualquier tipo de cuadros: cuadros cubistas.

El cubismo fue un movimiento artístico desarrollado entre 1907 y 1914, nacido en Francia y encabezado por Pablo Picasso, Georges Braque y Juan Gris. Se trata de una ruptura definitiva con la pintura tradicional, por así decirlo. Esta corriente artística está ligada en gran medida con la arquitectura, ya que las dos nacen a partir de la abstracción. A lo largo de los años, el cubismo ha sido una herramienta fundamental para la arquitectura.

Basándonos en esto, el jueves estuvimos trabajando con un cuadro de un pintor que en sus inicios fue fauvista, pero que poco a poco, apareció un tren de revoluciones artísticas, en el que decidió montarse, y con ello, su estilo cambió. De esta etapa surgieron grandes obras, entre las que destaca la famosa e imitada pintura denominada “Desnudo bajando una escalera”.

Está claro que nuestros profesores no han elegido al azar esta obra: este es un cuadro que inspira movimiento, dinamismo. Una figura envolvente tiene que producir esta sensación.

El proceso para trabajar consistió en volver a dibujar el cuadro, pero no tal cual, sino centrándonos en las direcciones que seguían los trazos, y en las luces y las sombras. Si antes intentábamos tratar a la realidad como un grafismo, en esta ocasión invertimos los factores: partimos de un grafismo, intentando imaginar una realidad.

Lo que yo hice primero fue crear una trama de líneas compleja, para después pasar el trapo muchas veces e ir quedándome con las líneas que me parecían más interesantes. Estuve haciendo y deshaciendo constantemente, hasta que encontré un resultado que me dejó satisfecha, ya que empecé demasiado rápido con la luz y la sombra, y la trama de líneas casi desapareció.


Todo esto, acompañado por música de los sex pistols o de los ramones, amenizó bastante la clase.

Como ya he dicho antes, el viernes no hubo clase. Al principio, yo tenía la intención de dirigirme hacia el rectorado junto con algunos de mis compañeros, ya que otros optaron por marcharse a casa para adelantar trabajo. Sin embargo, no lo hice. Lucía me comentó que, a la hora que teníamos DAI 2, algunos de nuestros compañeros que están volviendo a cursar DAI 1 tenían clase, y justo ese día iba Javier Seguí  a darles una charla. Sin pensármelo dos veces, fui para allá. Sino, me iba a arrepentir. A Javier Seguí le conocí el día de la jornada de puertas abiertas, hace casi un año ya, y me fascinó su manera de hablar sobre la arquitectura. He de decir que gracias a él me entraron aún más ganas de entrar en la escuela.

Cuando entramos, se sorprendió de que dos chicas que no tenían clase fueran porque sí, sin más, a escucharle. En realidad, la charla estaba dirigida a aquellos que habían repetido, intentando animarles, pero la verdad es que a mí también me sirvió. Algunas de las cosas con las que me quedé fueron, por ejemplo, con que el espacio no se puede ver con los ojos, se percibe con los sentidos. El espacio es lo que nos envuelve, y lo que nos envuelve es lo que lo define. También insistió en que dibujar en arquitectura es imprescindible. No el dibujo, sino el DIBUJAR, como verbo. Un arquitecto debe disfrutar dibujando, de lo contrario no llegará a ningún lugar. Pero, además de disfrutar dibujando, se debe trabajar, es decir, que es importante tener una virtud, pero además se necesita un hábito. Como Aristóteles dijo en su momento, la virtud es un hábito, es decir, una disposición que se crea en nosotros para la realización de una tarea o actividad y es consecuencia del ejercicio o repetición: el que practica el dibujo se convertirá en un buen dibujante. La virtud del buen dibujar corresponde a las virtudes dianoéticas, que se atribuyen a la perfección de la parte intelectual de nuestra alma. Cuando el intelecto está bien dispuesto para aquello a lo que su naturaleza apunta, es decir, para el conocimiento o posesión de la verdad, decimos que dicho intelecto es virtuoso y bueno.

Después, nos invitó a que dibujáramos, y a ello nos pusimos. Volvimos a los viejos tiempos, al dibujar sintiendo, sin pensar, algo que ya casi tenía olvidado, y la verdad es que me alegré de volver a entrar en contacto con esa parte del curso. Pero a la clase le faltaba algo: la música.

Me puse mis cascos, y empecé a escuchar música, alejándome de cuanto me rodeaba. Al rato, Seguí me dijo que no, que quitara la música, asegurándome que “la música nace del dibujo, y no al revés”. Que la música condicionaba al dibujo, ya que produce un estado de ánimo o una sensación en nosotros, nos la provoca. Esto me pareció un poco contradictorio, ya que Pedro siempre nos dice que la música y el arte van siempre ligados. Después pensé que tal vez debería hacer una mezcla entre los dos puntos de vista, y no ceñirme solamente a uno. Puede que la música condicione, pero ayuda a concentrarte y a crear cierta tensión, lo que yo considero bueno. Por lo tanto, ambos llevan razón.

En realidad, esta clase improvisada me ha resultado muy útil. Ya casi había olvidado esa idea de que no se tiene claro el concepto de un proyecto, (o en este caso, de un dibujo) desde el principio, sino que se va probando, tanteando hasta que poco a poco las ideas comienzan a esclarecerse.

Por mi parte, nada más que añadir (suficientes reflexiones para dos días). La semana que viene más.

Semana 4.

Esta ha sido una semana muy complicada para mí, porque no he podido estar al cien por cien en la asignatura, debido a todo el trabajo que tenía acumulado. Lo he intentado compensar trabajando en casa, pero no es lo mismo que en el aula de dibujo, con esa tensión y concentración que adquiero durante la clase.

El jueves no asistí a clase, así que he intentado suplir mi falta de trabajo, como ya he dicho antes, en casa:

En cambio, el viernes ha sido una clase bastante provechosa. Nos hemos introducido dentro de los espacios que hemos creado con el Google Sketchup, para que nuestros artefactos tridimensionales tengan ese aspecto habitable, añadiendo luces y sombras. «La arquitectura es la penumbra», como bien ha dicho hoy Pedro.

Al principio me ha costado un poco meterme en ese espacio, y definir el plano del suelo, olvidarme de la perspectiva axonométrica. Pero, al final, poco a poco, lo he ido logrando. Quería conseguir transparencia en las formas poligonales. Asimismo, pretendía crear cierta sensación de profundidad.

En los primeros dibujos mezclo mucho luces con sombras, y no queda del todo claro que haya ningún espacio interior, pero en los siguientes ya se ve como la imagen invita a adentrarse en ella.

Cabe destacar también del día de hoy, que en vez de la protesta habitual de todos los días de 12 a 12:30 por los 301 despidos de la UPM, hemos hecho un pequeño recorrido hasta la escuela de arquitectos técnicos, que apenas se han inmutado. Lo gracioso ha sido que estábamos solo alumnos de nuestra clase; el resto eran profesores, personal de la limpieza, de la biblioteca, y algún que otro alumno, pero ya de cursos muy superiores. Esto me hace pensar que todas esas charlas que hemos tenido en clase de DAI nos han calado hondo a muchos, y que serían muy útiles en el resto de clases y de cursos. Creo que a pesar de todo lo que está ocurriendo, la gente sigue pensando en sacar sus proyectos adelante, en no perder un segundo de su tiempo para invertirlo todo en su trabajo. No se dan cuenta de que unos minutos perdidos no son nada comparado con lo que perderemos en un periodo de tiempo muy corto.

Para el fin de semana tenemos que hacer un panel en el que aparezca todo el proceso que hemos estado llevando a cabo durante este mes, para ver la evolución de nuestras figuras tridimensionales habitables, y aprender de lo que estamos haciendo, ya que en muchas ocasiones algunos ejercicios no se asemejan a los anteriores, lo que es un error, puesto que todos deben estar relacionados.

Este mes ha sido un camino que hemos ido dibujando. Ahora toca mirar atrás para poder seguir hacia adelante.